Introducción
En este apartado, vamos a abordar una de las aplicaciones más interesantes que ofrecen las cerámicas de titanato de bario y circonato de plomo, esto es, la construcción
de transductores electroacústicos con fines musicales, tal como las pastillas piezoeléctricas para amplificar el violín y otros muchos instrumentos occidentales y orientales, por ejemplo,
la viola, violonchelo, contrabajo. Incluso, otros instrumentos de la India: sitar, surbahar, sarod, dilruba, esraj,
rabad, sarangi, etc. en los que sea posible colocar la pastilla debajo del puente.
El primer experimento con un sitar
El primer experimento de electrificación de instrumentos musicales lo realizamos a mediados de la década de los ochenta. En aquella época, utilizábamos acelerómetros,
entre otros aparatos de medición. Al respecto, se nos ocurrío que, modificando previamente el dispositivo, éste podría ser utilizado para electrificar
un instrumento musical, por ejemplo, un violín, un sitar o cualquier otro instrumento de cuerda.
El violín electrificado y demás instrumentos de la familia
Sabemos que los principios físicos generales que gobiernan estos instrumentos son, básicamente, los mismos. Las diferencias existentes entre el violín, viola,
violonchelo y contrabajo son, pues, únicamente estructurales debido a la gama de frecuencias a reproducir en cada caso y, esta peculiaridad, se ha de reflejar
forzosamente en el tamaño físico del instrumento, Por lo tanto, todo lo que se diga en relación al violín, salvo excepciones, puede aplicarse a
dichos instrumentos.
Antes de seguir con el tema vamos a aclarar una cuestión importante. Si bien somos grandes entusiastas de los instrumentos eléctricos, incluido el violín,
siempre se ha de tener presente el tipo de música a interpretar. Algunos músicos consideran una aberración ejecutar temas clásicos con un violín
eléctrico. En nuestra opinión, para hacer revivir el sentimiento de una composicion para violín de Bach, Mozart, Beethoven, etc. sólo queda una alternativa
y ésta es utilizar un violín acústico y, por supuesto, cuanto más bueno mejor. Ahora bien, en muchas ocasiones, para abarcar espacios acústicos más amplios
lo que hacemos es amplificar el violín y otros instrumentos con la ayuda de sistemas electrónicos, es decir, electrificamos una señal, la cual,
en su origen, es una perturbación ondulatoria puramente mecánica. Para realizar esta transformación utilizamos micrófonos o, también, sensores piezoeléctricos
siempre y cuando la señal recogida por estos dispositivos, sea convenientemente respetada.
Todos sabemos que ningún micrófono respeta la señal acústica al ciento por ciento, pues el concepto de distorsión siempre está presente. Lo mismo podemos
decir de los sensores piezoeléctricos. Lo único que podemos hacer es utilizar dispositivos profesionales de calidad para minimizar dicha distorsión,
tal como la serie TB38 que, ahora, describimos.
Pastilla para el violín y la viola
Un violín electrificado no suena igual que un violín eléctrico
En un instrumento eléctrico no es estrictamente necesario que éste suene igual que su homólogo acústico. Incluso, en ocasiones se buscan otros sonidos.
Por ejemplo, una guitarra eléctrica no suena igual que su contrapartida clásica. Incluso, la guitarra eléctrica de una determinada firma suena diferente a
otra marca o modelo. Por lo tanto, si queremos electrificar un violín, tenemos dos opciones:
En la primera opción se trata de amplificar el volúmen sonoro pero sin modificar demasiado el timbre del instrumento original. En este caso hay que
utilizar un violín acústico e insertar una pastilla de calidad.
Si lo que deseamos es obtener un sonido genuinamente eléctrico que se aparte del clásico timbre del violín, podemos utilizar un violín sin cuerpo de
resonancia. De esta manera, los modos tradicionales, tanto los que se producen en la madera como, también, los existentes en la cavidad del instrumento,
no existirán o serán radicalmente diferentes. En estas condiciones, creamos el típico sonido del violín eléctrico al que también es posible añadir
diversos efectos con "pedales", y crear nuestro propio sonido personalizado, el cual, a pesar de utilizar un violín macizo, su sonido siempre será
reconocido como el de un violín.
Para un violinista versatil es posible que la mejor opción sea la primera pues nos permitirá tocar, tanto en acústico, sin amplificación, como, también,
electrificar el instrumento cuando sea necesario sin perder demasiado el color del violín acústico. Por otra parte, en el presente, con los procesadores
de sonido, tanto analógicos como digitales (pedales) también podemos alejarnos del sonido tradicional del violín y crear nuestro propio sonido aún
utilizando el violín tradicional.
ATENCIÓN:
Una pastilla pickup profesional, tal como el modelo TB38/VSA o cualquier otra marca del mercado no hará que un violín
mediocre suene como otro modelo de calidad profesional. Una pastilla pickup con respuesta plana (Ver curva de más abajo) amplificará, con la mayor exactitud posible,
tanto los defectos como las cualidades sonoras del instrumento utilizado. De ahí la necesidad de utilizar un violín con la mejor calidad posible que nos
permita nuestra economía.
Test pastilla TB38/VSA
TAV Pickups.
Violín electrificado con la pastilla TB38/VSA. (I)
TAV Pickups.
Violín electrificado con la pastilla TB38/VSA. (II)
TAV Pickups.
Violín electrificado con la pastilla TB38/VSA. (III).
Música de nuestra época
En definitiva, para hacer música de nuestra época, (y que, desde el punto de vista sonoro, no quiera imitar a las composiciones de siglos anteriores) es
perfectamente posible utilizar tanto un violín eléctrico como otro acústico pero electrificado. Todo ello con o sin procesamiento de la señal.
Por ejemplo: el jazz rock, incluso el jazz clásico admite, sin reservas, su utilización,
más aún cuando el violinista ha de tocar con otros instrumentos de más potencia acústica, tal como trompetas, saxos, batería, etc. Si, ya sabemos que Grappelli tocaba el violín acústico exclusivamente. Nótese, no obstante que, en casi
todas las ocasiones, su grupo estaba formado por un contrabajo y dos guitarras. Nada de viento y, muy pocas veces, batería.
También, en más de una ocasión hemos escuchado alguna grabación en directo de Duke Ellington donde uno de los solos lo realiza un violín... Pues, que
quieres que te diga, entre tanto viento y percusión el violín parece que se ahoga. Según nuestra opinión, el sonido original del instrumento no encuadra
demasiado bien con este tipo de música y, además, la utilización de un micrófono presenta dificultades: inmovilidad del músico ante el aparato,
acoplamientos, ruidos, mala acústica del local, etc. Es necesario, pues, amplificar el violín, minimizando los inconvenientes. Bien, sigamos con nuestra historia.
Esquema de un violín clásico
En la figura siguiente podemos observar un esquema de principio del violín clásico. A nosotros en este momento sólo nos interesa
la parte del generador (cuerdas y puente) más el acoplador (puente, barra armónica y alma). Algo diremos de estos componentes
cuando sea necesario.
En cuanto a los dos bloques restantes, ondas en la madera y ondas en la cavidad no los trataremos aquí
puesto que no es necesario estudiarlos para entender todo lo que a continuación vamos a exponer.
El cuerpo de resonancia de los instrumentos de cuerda
A grosso modo puede decirse que la vibración de una cuerda tensa produce una serie de sonidos armónicos y sobretonos que, en unión de otros factores,
definirán el timbre de un instrumento musical.
En primer lugar, según el lugar y modo de excitación de la cuerda (arco o punteo) se eliminarán o acentuarán algunos armónicos produciéndose una
primera aproximación al sonido característico del instrumento.
En segundo lugar, la caja armónica o cuerpo de resonancia (cavidad y tapa), "procesará" el compuesto sonoro producido por la cuerda.
Si el cuerpo de resonancia pertenece a un instrumento de gran clase, los armónicos resultantes serán los adecuados para obtener un bello sonido.
Si, por el contrario, el cuerpo de resonancia pertenece a un instrumento de mala calidad, el sonido resultante, aún siendo reconocido por
el oído como perteneciente a determinado instrumento, no tendrá las excelentes cualidades acústicas del primer modelo.
También, podemos eliminar el cuerpo de resonancia, obteniéndose un sonido distinto, algo más neutro y duro, relegando el procesamiento acústico a la circuitería electrónica y no a la madera.
Modos de vibración de las cuerdas y el puente
En el momento en que, con el arco, atacamos cualquiera de las cuerdas del violín o cualquier otro instrumento de cuerda frotada, el sonido
producido es el resultado de cuatro tipos de vibración que se producen simultaneamente: la vibración tranversal de la cuerda, la vibración longitudinal, la vibración de torsión y,
finalmente, la vibración de octava.
Sin ningún lugar a dudas, la vibración más importante es la transversal puesto que, además de ser la que posee más energía vibratoria, es la que fija la
altura de la nota escogida. Además, es la única que, en según que casos, puede observarse a simple vista o, mucho mejor, con luz estroboscópica.
Supongamos, ahora, que el violinista se dispone a tocar una de las cuerdas. En este ir y venir del arco ocurre algo importante. Entre otros fenómenos curiosos, el puente tiene tendencia a
vibrar más en su parte izquierda que derecha, siempre mirando el violín de frente o en sección tal como se presenta en el dibujo adjunto. Ello es
debido a la asimetría presente en la construcción del instrumento puesto que debajo del pie derecho del puente se encuentra, en sus cercanías el alma, el cual, frena el movimiento
vibratorio en esa parte. En la zona izquierda se encuentra la barra armónica y el efecto de frenado que produce es menor. De hecho, un análisis
espectrográfico nos revela que en el lado derecho, los componentes graves de la señal proveniente de las cuerdas del instrumento están algo atenueadas
respecto del lado izquierdo.
Algunos investigadores acústicos se preocuparon en averiguar el motivo de esta asimetría en los
instrumentos de la escuela de Crémona.
El físico Savart, por ejemplo, modificó la posición de la barra armónica colocándola en el centro del violín, justamente donde en la parte superior se encuentra el puente.
Con esta disposición, el violín seguía sonando, por supuesto, pero las notas graves perdieron intensidad respecto a las notas medias... Sí, es cierto, los luthiers de Crémona: Amati,
Guarneri, Guadagnini, Estradivari, Bergonci, Gagliano, Testore y otros sabían lo que hacían, no nos cabe la menor duda, aunque no en el nivel de desarrollo teórico-matemático. Es sabido que, en aquella
relativa lejana época, la física, tal como hoy la conocemos se encontraba en su infancia todavía. Lo que hicieron fue utilizar el método empírico de forma genial.
En definitiva, los primeros constructores de violines, a través de la experimentación exhaustiva, buscando un compromiso entre la sonoridad y la estabilidad del instrumento. Sin la existencia
del alma y la barra armónica, la probabilidad de que con el paso del tiempo ocurra una deformación en la estructura del violín es alta. Recordemos que la tensión que producen las
cuerdas sobre la tapa en un instrumento tan pequeño y aparentemente delicado es del orden de 20 Kg o más. Pero, a su vez, el alma y la barra armónica son dos importantísimos componentes
acústicos con la potente facultad de modificar el sonido del violín, simplemente variando sus respectivas posiciones respecto del puente.
Experimentos preliminares al diseño
Todo empezó en la empresa de telefonía y componentes electrónicos de Barcelona Faditronic. En esta compañía empezamos a trabajar en la creación de algunos modelos
de transductores piezoeléctricos
avanzados. Lo que se pretendía en aquel momento era el diseño de una familia de micrófonos estancos y resistentes a las más severas condiciones
atmosféricas.
El diseño y las correspondientes pruebas del transductor los llevamos a buen término en el laboratorio (I+D) de Faditronic. Su fabricación
posterior fue encargada a una empresa japonesa especialista en cerámicas, siempre bajo nuestro control. Una vez los transductores
estuvieron a punto llegaron a Barcelona para ser ensamblados con la parte electrónica y, finalmente, comercializados. Veamos, ahora, un asunto trascendental:
cuando el tranductor se encontraba fuera del cuerpo del micrófono, sobre el banco de pruebas, era capaz de captar un sinfín de vibraciones y ruidos de
impacto del entorno, todo lo cual, me hizo pensar (algunos años más tarde) que este dispositivo también podía ser utilizado para recoger las vibraciones (no sonidos) que viajan desde las
cuerdas del violín hacia la tapa del mismo y viceversa. El tranductor debía, pues, recoger este conglomerado de ondas en tránsito a través del puente
directamente de la madera para ser convenientemente procesada con el objetivo de obtener, si lo deseáramos, nuevos sonidos sin resonancias indeseables,
asunto que, en principio parecía difícil, puesto que todos los que conocen el tema
de los piezos saben que al margen de pequeñas resonancias y antirresonacias bastante débiles en la parte superior del espectro de audio fáciles de corregir, aparecen, también, una o dos
fuertes resonancias y sus correspondientes antirresonancias con un alto factor Q en la zona de las medias frecuencias.
En la gráfica de impedancia adjunta podemos observar estas resonancias y antiresonancias en una típica cerámica de tamaño medio.
Aumentando o disminuyendo la superficie vibrante y, para un tipo concreto de fijación, éstas resonancias y antirresonancias se desplazarán hacia las bajas o altas frecuencias respectivamente.
También el espesor y tipo de sustrato harán variar la frecuencia de éstas entre límites amplios.
Si, por ejemplo, medimos la respuesta de frecuencia de la cerámica, sin modificar ninguna de sus características, las resonancias aparecen, también en la gráfica de respuesta
(un tanto desplazadas según el tipo de fijación) haciendo impracticable su utilización en el campo musical.
Respuesta no admisible para la Música
La corrección macánica
Lo cierto es que ya nos encontramos con un problema similar cuando el transductor formaba parte del micrófono. Por supuesto que, amortiguando la cerámica,
puede lograrse una atenuación de estas resonancias. De hecho, lo que se pretende no es hacerlas desaparecer sino disminuir su amplitud reduciendo el
factor Q hasta que sean prácticamente imperceptibles, o mucho mejor aún, desplazarlas fuera de la gama útil de frecuencias.
Tal como todos sabemos, el amortiguamiento de un sistema oscilante, sea éste eléctrico, mecánico o acústico, puede lograrse de manera eficaz añadiendo
resistencia eléctrica, mecánica o acústica respectivamente. El inconveniente que tiene este método es que con el añadido de resistencia,
corremos el peligro de reducir la sensibilidad en todo el espectro.
Aunque, en principio, también podía intentarse utilizar sistemas de amortiguamiento selectivo sintonizados con las frecuencias perturbadoras provenientes
de la cerámica, los desechamos por tres motivos:
Sabemos que es francamente dificil atenuar con sistemas sintonizados las fuertes resonancias que
se producen en una cerámica piezoeléctrica con sustrato metálico. Estas resonancias tienen una gran amplitud
con un factor Q muy elevado. Por otra parte, aún consiguiendo una buena respuesta en un prototipo de
laboratorio, las inevitables tolerancias en los materiales utilizados en el proceso de fabricación hacen que,
en definitiva, sea complicado mantener una buena respuesta a un precio razonable.
El añadido de reactancia de masa y capacitancia acústica funciona
muy bien con los micrófonos de tipo dinámico o de condensador donde, generalmente se dispone de
espacio para implantar dichos componentes acústicos. Pero, en una diminuta cerámica, donde el espacio disponible
es prácticamente nulo, este método no era viable con los materiales que pudimos disponer en aquel momento.
Evidentemente tampoco queríamos complicarnos la vida, dado el buen resultado del método más
simple. Por otra parte, las cerámicas piezoeléctricas ofrecen una señal de salida más alta que los sistemas
magnéticos. O sea, que si el dispositivo perdía sensibilidad al utilizar amortiguamiento no sintonizado no
pasaba nada. Además, se ganaba en calidad gracias a la drástica reducción de Q.
De esta manera, la reducción sustancial del tamaño original del transductor, junto con la utilización de los materiales adecuados, tanto para el sustrato como, también,
para el amortiguamiento y montaje, hizo posible desplazar, además de reducir en gran medida, el Q de la resonancia y antirresonancia principal y resto
de resonancias secundarias que pudieran existir.
En definitiva, después de realizar el ajuste del tamaño correcto del elemento transductor, también, el tamaño y tipo de material
del sustrato, más un correcto amortiguamiento mecánico y eléctrico, pudimos conseguir una excelente curva de respuesta, tal como podemos ver en la siguiente gráfica:
Respuesta correcta para la Música
El pickup instalado debajo del puente
En nuestros diseños, la pastilla pickup, tanto el modelo de un sensor como el de dos, se posiciona debajo
del puente, estando especialmente concebida para que, tanto el constructor de instrumentos como el músico puedan instalarlo de forma fácil y rápida.
Es, por lo tanto, una interesante alternativa no sólo para aquellos luthiers que deseen ofrecer a sus clientes un modelo electrificado. También, los músicos con un mínimo de habilidad para el bricolage pueden abordar un proyecto de este tipo.
¿Por qué no hemos utilizado un jack 1/4" (6,3mm.) en el violín?
Son varios los motivos que nos han impulsado a NO UTILIZAR un jack 1/4" sobre un violín clásico u
otros instrumentos:
En primer lugar es una cuestión de estética. En este caso, un instrumento tan hermoso como el violín no se merece
que le insertemos un soporte para un jack 1/4", el cual, ocuparía una buena parte de su superficie. Si, añadimos, además, el voluminoso
jack macho, la gracia y delicadeza de este instrumento quedará mermada.
Recordemos que un violín clásico no es comparable, en cuanto a peso y dimensiones, a una guitarra eléctrica.
También, tenemos la cuestión del peso. Muchos violinistas rehuyen a instalar cualquier objeto sobre la superficie del
violín, principalmente por el peso añadido, en este caso el soporte y conector hembra más el correspondiente jack macho.
En fin, que le pregunten al hombro de un violinista si es lo mismo tocar un rato que estar dando un concierto de una hora o más,
donde el peso añadido empezará a hacerse notar.
Otro de los problemas está relacionado con la seguridad e integridad del instrumento. No sería la primera vez
que el cable de conexión violín-amplificador recibe un fuerte estirón debido a que alguien tropieza con el cable,
con el agravante que, en esta situación, la fuerza del impulso acabará en el violín con la correspondiente
consecuencia...
Al respecto, hemos de decir que la unión conector hembra + jack macho es más rígida de lo que necesita un
instrumento acústico tan delicado como el violín.
El conector RCAc
Las razones de utilizar una conexión RCA entre la pastilla y el cable de salida son varias. En primer lugar,
su muy pequeño tamaño hace posible que lo podamos instalar en algún lugar discreto, con lo cual, la elegancia del violín
clásico se mantendrá.
Los problemas relacionados con el peso, vistos anteriormente, desaparecen puesto que un conector del tipo RCA
es un dispositivo eléctrico sumamente ligero además de robusto y de gran fiabilidad. Esta es la razón de su constante
presencia en el mercado electrónico desde hace muchos años.
A pesar de su aparente delicadeza, la conexión RCA ofrece una resistencia a los estirones suficiente. Por supuesto
que si se produjera un fuerte estirón, como en el caso anterior, el cable de conexión se desprendería del conector
hembra salvaguardando, de esta manera, la integridad del instrumento.
En síntesis, utilizando un RCA perdemos peso y ganamos en estética y seguridad. Repetimos, un violín acústico,
por razones obvias, no puede ser tratado como una guitarra eléctrica.
Es evidente que el cable de conexión siempre acabara con un jack 1/4" para obtener total compatibilidad con
amplificadores y mesas de mezcla.